miércoles, 24 de marzo de 2010

De Alexia queriendo ser monja...

Gente linda!! Interrumpimos la programación habitual basada en anécdotas de amoríos fracasados (déjenme hacer esto sólo un par de veces) para mechar otras anécdotas bajísimas de mi vida que también merecen ser contadas. Y así, ya que estamos publicamos más seguido y se siguen riendo de mí y no conmigo. =)
A los 17 años, luego de varios fracasos amorosos, decido hacerle un favor a la humanidad (y sobre todo al sexo masculino) y me anoto como novicia en un convento de monjas franciscanas.
La sede del convento era una hermosa casona en Belgrano, donde habitaban 6 monjas que oscilaban entre los 60 y 80 años. Todas ellas cocinaban; hacían conservas y dulces caseros los cuales vendían y utilizaban el dinero para ayudar a chicos de bajos recursos. Me sentí buena persona por un rato.
Más allá de los descreimientos posteriores en la religión y en la institución eclesiástica y sobre todo en los curas, la cosa no iba mal. Creía en la caridad fuera de lo que eran las instituciones y éste fue el mejor medio que encontré en su momento par asentirme un poco mejor conmigo misma.
Entonces yo salía del colegio todos los días (estaba en 4to o 5to año) y me iba derechito al convento.
Me ponía el hábito y aprendía a cocinar… o leía cuentos a nenes… hacía lo que podía mientras adquiría todos los conocimientos necesarios para ejercer como “hermana de la caridad”. Mientras tanto, la madre superiora me probaba para ver si realmente ésa era mi vocación.
Mi papá y mi hermano miraban la jugada de costado, como cualquier juez de línea… esperando que haga una jugada pelotuda así me agarran en Orsai (cómo diría Bonadeo)….
Y… con tanto dulce casero y conserva, yo engordé un poquito… Luego, me depilaba sólo los 4 centímetros anteriores al tobillo… total el hábito tapaba todo… y además… ¿quién me iba a mirar/tocar?
Pasaban los meses y yo parecía un osito, redonda y peluda. Impresentable…
Mi hermano y mi papá ya estaban algo incómodos con la situación, suponiendo que al llegar las vacaciones, me internaría definitivamente en el convento al menos por los 3 meses que no hubiera clases.
Entonces un día me agarraron en casa… se sentaron a hablan tranquilamente…y me dijeron que, la vida de iglesia y caridad no está hecha para todos… que antes de elegir un camino tan drástico... al menos experimente sensaciones nuevas, o por lo menos, pierda la virginidad (?). Ellos eran muy sueltos para charlar esos temas…así que, de ser necesario, se ofrecían a pagarme un taxi boy… o le decían al gordo Lucas (un amigo de mi hermano) que me hacía el favor de iniciarme.
Yo muy dulcemente y con toda la paz del mundo les agradecí y les dije que al menos iba a intentarlo (ser monja), que podía estar sin “hacer chanchadas” mucho tiempo y que la verdad, ya no pensaba en eso.

A lo que mi hermano, ya dando un manotazo de ahogado grita:
SERGIO: ALEXIA REACCIONÁ!!! ¿Cómo podés estar sin tocarte?¿no te calienta ver un flaco por la calle?
ALEXIA: no ando pensando que los hombres son sólo “chotas” que caminan… y la verdad que no me caliento mirando al diariero a las 6 de la mañana… o no me excita ver al cana de la esquina rascándose el orto…
SERGIO: ya vas a ver pendeja, que esto así no queda. (Y se va dando un portazo).


A la semana siguiente, estando un sábado en la casa de monjas, suena el timbre… algo inusual….
Seguido de eso se oye un grito que dice “SALI ALEXIAAAAAA! DAAAALEEEEE”
Entonces con toda mi paz salgo a atender la puerta.
Eran mi papá y mi hermano. Papi indignado gritaba: juntá tus cosas que nos vamos de acá. Se me acabó la paciencia.
Con los gritos, sale la madre superiora a preguntar qué sucedía. Y se desayunó un discurso liberal de mi papá:
DANY: mire señora, me alegro que ustedes hayan encontrado la paz a su edad, pero no voy a dejar que tengan todo el puto día acá encerrada a una nena de 17 que tiene toda la vida por delante.
MADRE SUPERIORA: mire señor, alexia es un alma feliz, descubrió el camino que quiere seguir…
DANY: Yo la dejo seguir una vez que pruebe coger… yo me la llevo y una vez que se la froten un par de veces, y le revuelvan bien el guiso, vemos que hacemos.
MADRE SUPERIORA (HORRORIZADA): ay señor!! Qué clase de bestia puede educar así a una chica!
DANY: ¿y cómo se piensa que nació usted? ¿O sus padres no garchaban? ES NATURAL!!! El celibato NO es humano!!! Si usted probó y no le gustó vaya y pase, pero la nena, no.

(En eso mi hermano me levanta y me carga sobre sus hombros como si fuera un trabajador portuario cargando una bolsa).
Nos retiramos todos y mi papá me arroja adentro del falcon (vehículo familiar) al grito de:
“¿Sabés lo que te va a gustar una vez que pruebes la garcha? No te imaginás… a gritos la vas a pedir (como todas). No te digo que labures en un puterío, pero por lo menos revolcate unas cuantas veces, saboréate un par de gansos y después me contás.”Cerró la puerta del auto y arrancamos… mientras el Falcon se alejaba del convento, seguía mirando a la madre superiora que se persignaba todavía horrorizada por las palabras de mi padre, que por un momento, juro que se parecía a Jacobo Winograd.

Me despido con una frase célebre de Woody Allen (Actor, director y escritor estadounidense): “Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo.” Y… finalmente creo haberle dado la razón…